Selva Estrada es el pseudónimo conque la Lic. Leny Nataly de Miahuchi, firma sus poesias de marcado carácter festivo, amazónico, reinvicativo y costumbrista. La autora de estas poesias es una reputada profesora de Literatura y maestra de una camada de generacion de estudiantes pandinos que pisaron las aulas del Colegio Dr. Antonio Vaca Diez de Cobija. Actualmente está jubilada y prepara la edición de un compendio de biografias de Pandinos Ilustres.
SIRINGUERO PANDINO
*Selva Estrada
Soy el siringuero de la amazonía
de caucho y almendras en flor
soy hermano del totaí
de la paca y del surubí.
Soy Pando de selva y agua,
tierno como el sayubú
compadre del palo santo
valiente como el taitetú.
Soy soldado de la gesta de Bahía
con cuchilla y machete envainao
castañero de la amazonía
poronga, yamachi y jochi pintao.
Tengo cinturones de plata
con cascabeles de rios y cachuelas;
flora y fauna de selva escarlata
y mujeres amazonas muy bellas.
Soy fuerte como el siringo
pegao a esta tierra mía
y se defenderme solingo
como el tigre en la amazonía.
Aquí nadie se haga el tiluchi
porque siempres saldrá fregao
pues no conozco mejor cantar
que vivir siempre hermanao.
CANTO AL TAHUAMANU
*Selva Estrada
Cuando el mundo se abría en mi pupila,
de pie el Tahuamanu me miraba,
y sentí que el gigante me hablaba
de canoas, del Cocama, del surubi,
del pescador y del siringuero.
Envuelto en las caricias del parto feliz,
vibrante festejaba mi llegada el asaí;
y en follajes mágicos de sol y de viento
la palma real, los castañales y siringales,
se entrelazaron en mi alma de estirpe amazónica.
Al golpe armonioso de cuchillas y machetes
moldeaste mi ser con ardientes pasiones,
vestido de pobrezas, riquezas y esperanzas
crecí con la música de la selva misteriosa,
en mi glorioso pueblo de epopeyas y canciones.
Tus aguas turbulentas agitan la gesta del Bahía,
las hazañas de la gloriosa Columna Porvenir,
la flecha incendiaria que rasgó el cielo de la amazonía,
las victorias del señor de la cuchilla y la poronga,
del indómito siringuero de la tierra mía.
Se de tu pasado heroico de libertad,
de tus amaneceres de sangre y de fuego,
de tus sueños…tus batallas…tus tiranos,
y en la intimidad del acero de mi pecho
juré defenderte con espuelas de hierro.
Tus playas invictas de arenas candentes
en turbiones imbricados de amor y de tierra,
ostentan el emblema blanco y verde,
símbolo autonómico de mi identidad,
en simbiosis salvaje de hombres, de selva y de agua.
Tahuamanu vos sos mi canto en mi silencio,
lluvia en mi desierto, camino en mi dolor;
sos el corcel de luchas triunfales,
el viajero que pasa y siempre se queda
prendido en mi corazón de barrancos en flor.
Los hechizos de tu majestuoso caudal
regalan vida cuando recibís muerte;
das paz cuando te exportan guerra,
Tahuamanu sos el jinete de mi almaa que pasa y pasa
besando enamorado a mi querido Porvenir.
QUINTETO AL 11 DE SEPTIEMBRE
*Selva Estrada
Los árboles milenarios de Porvenir,
son mudos testigos de trajines oscuros,
que madrugando al tunchi y al tapir
rasgaron el alba de un sol puro,
un 11 de septiembre que nacía negro y duro.
El tiempo cual brioso caballo avanza,
madrugando zanjas pa frenar la muerte,
camiones repletos de gente sin tardanza
enfrentan poderes de calibre muy fuerte
mientras la muerte asediaba en lontananza.
La aurora de colores rompió la amazonía,
la muerte en Tres Barracas resplandeció
como en mi pecho de pronto la alegría;
el dolor y hasta el odio desvariado ardió
y el fuego fraticida incendió la tierra mía.
¡Escuchen…escuchen…tiros, mas tiros,
se están matando nuestros hermanos!
Comenzó la hoguera en medio del gentío
tiros, más tiros¸ muertos, más muertos
el cruel dolor turbado corría en el puerto
y los carros flamígeros, agazapados por el río,
vomitaban balas asesinas formando desiertos.
El monstruo de Porvenir en sus dos poderosas cabezas,
masculló la guerra y la armó con destreza,
dizqué por un Pando chalinga y primaveral
empujados los hermanos sembraron tristezas,
abortando un septiembre negro infernal.
El dolor herido por el Tahuamanu flotó,
la pena, el luto y la aflicción se hicieron carne,
la sangre del paisano en raudales afloró,
entonces, en Porvenir fue incendio que arde,
valeroso pueblo que armonía siempre buscó.
¡Escuchen…escuchen…tiros, más tiros,
se están matando nuestros hermanos!
Con una cabeza quedó el monstruo en mi tierra,
apresando, hostigando y contrabandeando,
dizqué por soberanía trajo gente de la sierra
pa echar al castañero, señor del machete, que peleando
como tigres amazónicos, al invasor siempre destierra.
La pulseta mutiló la paz en la floresta,
los poderes ciegos pugnando sin tino,
apuñalaron por la espalda en esta horrible gesta,
la pujante unidad del pueblo pandino
que recogimos pa retejerla con hilos divinos.
Absortos enterramos muertos y masacre
en nuestra memoria y nuestros corazones
para que hermanados vivamos en el Acre
cantando a nuestro pueblo inmortales sones
de libertad, de amor y pletóricos dones.
Cuadro: Defumador del siringuero, de Hector Hidalgo Lliulle, pintor boliviano
Lindo tu blog, te felicito!!
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