LA PROFESORA
FANTÁSTICA
Elsy Alpire Vaca
Notaba
cada día al dirigirse a sus clases, que el tiempo corre más rápido que diez
años atrás; cavilaba la forma en cómo generar mejores resultados en sus
alumnos, antes de jubilarse, pues con tristeza examinaba sus años y ya rayaba
los cincuenta.
Su
vocación de maestra la había heredado de su abuelo materno, quién alguna vez le
había dicho que no existen los alumnos malos cuando el profesor es bueno.
Ése
día ella había leído en la prensa que los métodos ortodoxos de la enseñanza en
su país estaban muy atrasados con relación a la corriente moderna de la
tecnología, la ciencia, el conocimiento. Pensaba en la manera cómo podría ella
incorporar nuevas herramientas de aprendizaje en su escuela.
Tomó
la decisión de invertir toda su fortuna que recientemente había recibido como
herencia de su padre, en la compra de computadoras laptops para cada uno de sus
alumnos; se aseguraría hacerlas diseñar exclusivamente para los chicos del
octavo grado de primaria, donde trabajaba.
Planeó
muy bien su nuevo programa de aulas más divertidas, novedosas, expectantes,
pero pronto, los primeros en protestar fueron los otros profesores, luego las
autoridades del plantel, con una serie de cuestionamientos que fueron contrarrestados
por el entusiasmo de los alumnos y el apoyo de los padres de familia.
Después
del primer trimestre, casi todos habían elevado sus notas, pues ella les había
prometido que al final del año todos podrían llevarse la computadora en
propiedad personal, definitivamente a sus casas.
A
medio año, por influencia de aquello, tres o cuatro cursos más habían adoptado
lo mismo, y las autoridades educativas se convencieron de las ventajas y
presionaron al Alcalde para la provisión de equipo a toda la unidad educativa
que tenía cerca de quinientos estudiantes de ciclo básico.
El
año lectivo fue todo un éxito, llegando a demostrar al gobierno local, la necesidad
de actualizar el sistema; hecho que obligó a las autoridades a implementar
medidas en el mismo sentido para beneficio de todos los estudiantes.
Amigo Eloy, te agradezco la valiosa ayuda por difundir el pensamiento pandino hacia el mundo. Saudos cordiales desde Cobija. Pando. Bolivia.
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